La Alianza Democrática (DA) presentó una serie de preguntas parlamentarias urgentes al Ministro de Relaciones Internacionales y Cooperación, Naledi Pandor, para comprender por qué no parece haber habido ningún movimiento sobre el supuesto caso de acoso sexual contra el Embajador de Argelia en Sudáfrica.
En marzo, una empleada doméstica que había trabajado en la residencia del embajador argelino durante casi diez años, presentó cargos penales ante la policía contra el embajador por presunta agresión sexual. Acusó al embajador de repetidas agresiones sexuales entre 2013 y 2017.
El Servicio de Policía de Sudáfrica (SAPS), en marzo, confirmó que se abrió un caso de agresión sexual contra un diplomático en Sudáfrica, que se considera adjunto a la Misión de Argelia.
El fiscal del distrito está consciente de que debe llevarse a cabo una investigación y de que una persona es inocente hasta que se demuestre su culpabilidad. Sin embargo, en este caso, parece que las ruedas de la justicia se han detenido y el gobierno sudafricano ha dado prioridad a la diplomacia sobre la protección de una posible víctima vulnerable de un delito sexual.
La Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas de 1961 podría otorgar poderes limitados a un país anfitrión a este respecto, pero esto no los deja sin poder. El gobierno sudafricano tiene la oportunidad de investigar la posibilidad de declarar al actual embajador argelino, persona non grata, condenando su permanencia en el país.
La demandante merece saber que sus súplicas no han caído en oídos sordos. Merece saber qué medidas ha tomado el Departamento de Relaciones Internacionales y Cooperación (DIRCO) hasta la fecha, si corresponde, para garantizar que este asunto se resuelva rápidamente en beneficio judicial tanto del sospechoso como de la víctima.
Solo porque el embajador goza de inmunidad diplomática, no impide que la ley siga su curso.
Sería una lástima, en un país que se tambalea por el crimen donde las mujeres que viven con el miedo constante de ser víctimas de actos de violencia, un empleado reclutado localmente resulta ser más víctima, ya que DIRCO parece haber elegido, una vez más, la diplomacia sobre la justicia para Sudáfrica. Un ciudadano que presuntamente ha sido víctima de un delito.
La no injerencia en este asunto no es sólo una diplomacia silenciosa, sino que equivale a que DIRCO declare que las vidas sudafricanas no importan.