Donald Trump jura como 47 presidente de EU; adoptará una política dura global

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Donald Trump tomó el poder por segunda ocasión. Tras hacer el juramento que lo formalizó como el 47 mandatario, no perdió tiempo para dar paso a sus amenazas de poner un alto a la migración, al comercio y la política internacional; todo con el firme propósito de «volver a hacer fuerte a Estados Unidos«.
De esta forma, el magnate rubio da inicio a un nuevo gobierno caracterizado por una política dura y un nacionalismo lineal y severo con el que buscará, de acuerdo con medios de comunicación como Reuters y CNN, deportar a millones de inmigrantes, contener a los que considera como enemigos de su país y volver a ponerlo en el eje del planeta.
Su ascenso a la Casa Blanca coincidió con una tregua adoptada por Israel y el grupo extremista Hamás, un día antes, que permitió el intercambio de más de 90 rehenes que permanecieron 491 días en cautiverio.
Los rumores de que este proceso fue empoderado por el ascenso de Trump, también salieron al aire como una especie de fuerza política que ya anticipaba desde su campaña que sólo él sería el único posible para resolver un conflicto de tal magnitud, sobre todo por su influencia con Israel. Otros todavía se preguntan cómo atenderá la cuestión de la guerra en Ucrania, donde desde su administración anterior, ya había dado muestras de simpatía hacia su homólogo Vladimir Putin.
De hecho, el hombre fuerte del Kremlin aseguró que estaría abierto a discutir con él las condiciones de una «paz duradera» con su homólogo estadounidense y acabar con una guerra que está a punto de entrar en su tercer año de cruentos combates. Analistas políticos como Jorge Majfud, afirman que sólo entre grandes se tratan como grandes.
Trump ya se encuentra en la presidencia nuevamente, y no son pocos los expertos políticos que prevén la adopción de medidas de línea dura en muchos aspectos. En el caso de la migración, ya había anticipado que realizaría una deportación masiva y que declararía la frontera con México como una zona de emergencia, aspecto que le permitiría decretar estrategias para controlar lo que él mismo ha calificado como «una invasión migratoria» tal como el envío de fuerzas armadas a la limitrofía bilateral.
Aunque esos mismos críticos aducen que realizar dicha megadeportación traería altos costos económicos lo cierto es que, aun así, puede hacerlo sin que nadie se lo impida pues, además, cuenta con el apoyo mayoritario del Senado y la Cámara de Representantes.
Ya en su primer gobierno había puesto en vigor el programa Permanecer en México, con el cual, detenía a los migrantes en suelo azteca mientras se estudiaban las posibilidades de su ingreso legal a la Unión Americana. Esto, ya advirtió que lo volverá a establecer para mayor preocupación de los defensores de derechos humanos de ambos países que ya anticipan que pondrá fin a varias iniciativas de diversidad, equidad e inclusión. También reestablecerá medidas como la pena de muerte, suspendida por el ahora expresidente Joe Biden y aplicará candados a documentos oficiales como el pasaporte que, a partir de pronto, deberán exponer el género de los ciudadanos que lo tramiten, el cual sólo serán: hombre y mujer.
En la cuestión económica, el empresario norteamericano ya dejó en claro la creación de una agencia dedicada a recaudar ingresos a partir de aranceles y derechos de importación, una decisión que tiene como objetivo fortalecer acuerdos comerciales que, según él, administraciones anteriores los negociaron mal y sin priorizar los intereses estadounidenses. Asimismo, para acabar con una economía nacional «sobrecargada de impuestos» que, más bien, ha ayudado a que la comunidad internacional se beneficie del mercado más activo del mundo.

“Durante años, gracias a acuerdos comerciales débiles y mal negociados, la economía estadounidense ha fomentado el crecimiento y la prosperidad en el resto del mundo mientras nosotros nos hemos sobrecargado de impuestos. Es hora de cambiar esa realidad”, afirmó Trump en su mensaje.

“Se han beneficiado del comercio a expensas de Estados Unidos”. Comenzaremos a cobrar a quienes ganan dinero gracias a nosotros. Finalmente, pagarán su parte justa”, puntualizó.

Por supuesto que los primeros que están en la mira de esa agencia son México y Canadá, miembros del T-MEC que, cuando él lo negoció en su primer gobierno, presumió que les había ganado a todos. Ahora, planea aplicar un arancel del 25 por ciento a las importaciones canadienses y mexicanas, estas últimas las gravará como una presión para que el gobierno de Claudia Sheinbaum intensifique el combate a la delincuencia y el tráfico a los cárteles de drogas, a los cuales incluirá en la lista de criminales y terroristas.

Con respecto a China, el arancel que deberá cubrir podría ser hasta del 60 por ciento, mientras que las importaciones provenientes de otras partes del mundo serían del 10 por ciento.

Queda en el aire la polémica que ha causado respecto a retomar el control del Canal de Panamá, de apropiarse de Groenlandia, comprándosela a Dinamarca y, de paso, anexar a México y Canadá y renombrar el Golfo de México como Golfo de América.