El 1 de agosto del 2020, en el marco de un acto del presidente Donald Trump en Tampa, Florida, muchas personas lucieron camisetas con la letra «Q» y pancartas que decían frases como «Somos Q» y «El gran despertar». Esta sería la primera vez que los seguidores de esta teoría se manifestaban en público y de ahí en adelante se vendría un sunami de los simpatizantes de QAnon.
4chan es un foro muy popular en internet donde cualquier persona puede publicar comentarios y fotografías de manera anónima, en esta plataforma aparecería por vez primera la sigla de la letra Q, fue en el mes octubre de 2017 que un usuario anónimo llamado «Q» se identificó como un miembro del gobierno de EE.UU. con gran acceso a temas de seguridad e inteligencia, mismos que allí comenzaba a hacer públicos.
De allí viene el nombre, de la letra «Q» y las primeras letras de la palabra «anónimo», cuanto de verdad y cuanto, de conspiración en ello, ciertamente un interesante ejercicio a ejecutar para saber mas del asunto o acercarnos a la verdad.
La persona anónima que firmo como QAnon contó allí de una gran investigación conducida por un tal Robert Mueller sobre una presunta relación entre la campaña de Trump y Rusia, habló también de una investigación sobre élites globales y que el presidente tenía un plan secreto para arrestar a políticos y estrellas de Hollywood por corrupción y abuso infantil que involucraba incluso a la Sra. Hillary Clinton.
Y esta no fue la primera vez que se hablaba de estas cosas en red, de hecho, el 30 de octubre de 2016, en una cuenta de Twitter de un abiertamente supremacista blanco se afirmaba que se habían encontrado correos electrónicos en el computador de Anthony Weiner, exesposo de Huma Abedin, quien era la mano derecha de Hillary Clinton, que hablaban sobre la existencia de un grupo de pedófilos pertenecientes al Partido Demócrata y extrañas fiestas en la casa de los Clinton.
Si bien es cierto el presidente Trump nunca se refirió de modo explícito, ni tampoco de manera directa sobre QAnon, y nunca escribió la sigla directamente en su cuenta de Twitter, muchos de sus simpatizantes creyeron que el mandatario apoyaba estas filtraciones y supuestas teorías. Sin embargo, eso no evitó que millones de sus seguidores buscaran en las redes y también en la llamada internet oscura las señales de validación de estas historias firmadas por Q.
Los polémicos dichos del presidente sobre las noticias falsas respecto a su comportamiento y acciones de su gobierno que Donald Trump dedicó a ciertos medios de comunicación, acusándoles de globalistas y faltos a la verdad, solo contribuyeron a darle más valor a QAnon.
La letra «Q» es la número 17 en el alfabeto y esa coincidencia hace que los seguidores de Trump lo vieran como un numero en clave, como una validación comunicacional, pues en varias oportunidades Trump manifestó que el 17 era uno de sus números favoritos.
The Washington Post afirmo en una oportunidad que QAnon era una peligrosa consecuencia de la teoría de conspiración llamada Pizzagate que llevó a un hombre armado a abrir fuego en un restaurante de la capital estadounidense; objetivamente Q es una de las principales teorías de la conspiración del siglo XXI, cuya influencia comunicacional e impacto tuvo seguidores y alcances globales.
Asunto que se vio alimentado también por la teoría del llamado «Estado profundo» y ciertas acciones políticas y jurídicas contra Donald Trump, acusaciones de la trama rusa, trama ucraniana, algoritmos y redes. Algunos analistas identificaron a la letra «Q» como un simbolismo o referencia a la autorización de acceso a información sensible, la letra Q también era utilizada por el Departamento de Energía según estos para acceder a datos restringidos de alto secreto, naturalmente vinculados con aspectos de seguridad nacional.
El 26 febrero 2021 el prestigioso sitio web de la BBC new publicó: “QAnon: miles de familias destruidas por las teorías de la conspiración en EE. UU”, ciertamente se han hecho virales las crisis familiares que involucran a padres, hermanos o parejas, unos, convertidos en fervientes partidarios de Qanon, otros, acérrimos detractores, todo indica que este fenómeno llego para quedarse y son la culminación de un proceso de información y desinformación de alcance global, donde la facilidad de comunicación a un solo clic es la tónica.
Ante esta inobjetable influencia es ciertamente posible suponer que la derrota electoral de Trump quedará como un aspecto vinculado a esta trama de conspiración para muchos de sus partidarios, por su parte, muchas familias tendrán que resolver conflictos internos de corte político. Y aunque las cuentas de algunos de los líderes que apoyaron a QAnon están hoy cerradas o bloqueadas los seguidores de QAnon han mostrado interés de continuar su lucha.
Un hecho cierto fue que, desde el 6 de enero, empresas comunicacionales y plataformas de internet como Twitter y Facebook eliminaron miles de cuentas catalogadas como peligrosas a sana convivencia por sus contenidos extremista, incluso silenciaron el perfil de Donald Trump y su activa cuenta madre de la red Twitter, desde donde el mandatario comunicaba aspectos de su gestión, pensamientos y respondía a sus enemigos. En respuesta, miles de personas emigraron a otras aplicaciones como Telegram, lo que demuestra cierto grado de orden y fidelidad.
Es obvio que miles también reaccionaron con sorpresa y desesperación cuando Biden tomó juramento como el 46º presidente de Estados Unidos, en medio de una alambrada Casa Blanca y un reforzado Capitolio, para muchos analistas es difícil predecir hacia dónde se dirige el movimiento desde aquí.
Un canal muy popular de la plataforma Telegram aseguró a sus 130.000 suscriptores que Trump y el equipo Q todavía tenían un plan de acción con miras al 2024, asegurando que Q tiene todavía mucha información y por tanto el control detrás de escena, y que las «malas acciones» del oscuro Estado Profundo quedarán al descubierto y no serán impunes, apostando que durante los próximos cuatro años se producirá el gran despertar.