20 años de reinado de Mohamed VI (Islamnews)
Los consejeros reales, Omar Azziman y Abdellatif Menouni, hacen un balance de los 20 años de Mohamed VI y los desafíos a superar. En una entrevista a AFP, Omar Azziman, afirma que “los marroquíes pueden estar orgullosos de logros obtenidos durante estos 20 años”, para añadir que “para seguir avanzando, la cohesión social es un elemento crucial”.
Ambos consejeros reales hacen un balance de los 20 años de reinado de Mohamed VI. Las afirmaciones de Azziman y de Menouni contienen verdades importantes, así como que reconocen fallos en esa estrategia de grandes decisiones.
El impulso industrial del país era absolutamente necesario, una decisión que viene cambiando la faz de Marruecos. Durante todos estos años los grandes proyectos y su ejecución, tal como afirman los consejeros reales, han sido protagonistas de un desarrollo que nadie niega, posicionando al suelo patrio como el que más inversiones extranjeras ha recibido –y sigue recibiendo- de toda África. Un liderazgo en el continente que se refuerza cada día con más obras y con la llegada al país de numerosas empresas extranjeras que ven en Marruecos un potencial atractivo para desarrollar sus actividades.
Puertos y aeropuertos, estaciones de tren, nuevas líneas ferroviarias, nuevas autopistas que contribuyen al desarrollo de las industrias, el gran acierto de Tánger Med y su ampliación, ya como puerto número 1 de África y de todo el Mediterráneo, instalaciones solares y eólicas, impulso a las nuevas tecnologías y a la industria automovilística, el reforzamiento de las relaciones con la Unión Europea, el programa para modernizar el Ejército, hoy uno de los más poderosos de África, grandes cifras relacionadas con el turismo, así como otros muchos proyectos en ejecución y que pronto verán la luz, tal como la ciudad industrial cercana a Tánger, etc.
Todo forma parte de ese plan del que hablan los consejeros, el de las grandes decisiones estratégicas. Un plan, que a diferencia de sus vecinos, ha hecho que Marruecos no se quedara estancado y pudiera avanzar en busca de otros objetivos.
Tal vez la gran falta, tal como reconocen los consejeros, es la gran frustración que produce tantos logros y que los mismos no se hayan traducido en una mayor capacidad para generar empleo.
Asimismo, si todo eso hay que reconocerlo y concederle sus méritos, también hay que decir que las desigualdades en Marruecos se han acentuado considerablemente, la pobreza se mantiene en unos niveles insoportables. La realidad de la calle es un fiel indicador de lo que sucede.
Junto a esas grandes decisiones estratégicas de las que hablan los consejeros se tenían que haber incluido otras que inciden directamente en la vida de los ciudadanos, en especial en la de los más necesitados. Han faltado en estos 20 años decisiones respecto a la sanidad, un aspecto esencial en la vida de todo ser humano, pues las enfermedades siempre son más inclementes con los más vulnerables. La realidad de la sanidad en Marruecos produce escalofríos y es una de las grandes asignaturas pendientes.
Otra gran falta es la inexistencia de una ley específica para el empleo que garantice los derechos de los trabajadores, regulando sus horas de trabajo, salarios y otros aspectos relacionados con una mejor cobertura en cuanto a los derechos acumulados.
También una política que vele por la protección hacia la mujer y los menores de edad, en gran desamparo. Basta contemplar el drama de los menores que se expande por toda Europa, en especial en España y en particular en las ciudades de Ceuta y Melilla. Menores que deambulan de un sitio para otro sin que el gobierno de Marruecos acuda en su ayuda.
Ha faltado también una ley sobre la violencia de género, de modo que las mujeres se sientan protegidas y puedan contar con ayudas sociales y económicas, pues sin esto último difícilmente se atreverán a denunciar a sus maltratadores.
Ha faltado, en definitiva, una gran decisión estratégica que tenga a los ciudadanos como auténticos protagonistas, velando por sus salud, trabajo y seguridad social. Tal vez esa sea la gran falta en estos 20 años de desarrollo industrial y tecnológico, y así lo reconoce Azziman cuando reconoce que “para seguir avanzando, la cohesión social es un elemento crucial”.
Ceuta y Melilla
Los 20 años de Mohamed VI respecto a Ceuta y Melilla se han caracterizado por un absoluto silencio, sin que hasta la fecha haya existido el menor pronunciamiento sobre ambas ciudades. Los grandes expertos coinciden en que a nadie le interesa alterar el ritmo de las excelentes relaciones entre España y Marruecos. Independientemente de todo eso, Marruecos mantiene una actitud mucho más flexible hacia Ceuta que la que mantenía Hassan II, ya sea en lo referido al paso de ceutíes hacia Marruecos como el de los ciudadanos marroquíes que llegan a Ceuta a realizar sus compras, sin que la autoridad marroquí les exija realizar declaraciones de salida/entrada de medios de pago.
Nadie es capaz de predecir qué va a pasar en un futuro, pero lo cierto es que Marruecos no aplica estrategias de tensión hacia ambas ciudades, manteniendo una actitud de “indiferencia inteligente”, dejando que ambas ciudades busquen su propio destino, ya sea con éxito o con fracaso.
Sea como fuere, ambas ciudades también debieron dar pasos para contribuir al desarrollo de los núcleos urbanos más cercanos a su espacio de influencia, dado el poder económico del que han hecho gala desde siempre, propiciado en gran parte por las compras de ciudadanos marroquíes en sus comercios, cosa que no hicieron ni intentaron nunca. Siendo una costumbre en ambas ciudades el esperar a que Marruecos lo haga todo.
En ambas ciudades siempre faltó valentía y destreza política, pues de haber contribuido “en algo” a mejorar las condiciones de vida de sus vecinos, tal acción podría haberse considerado como mérito suficiente para incluir a ambas ciudades en el desarrollo de toda la región, sin interferir en su condición de españolas.
Los políticos de Ceuta y Melilla tan solo han añorado el dinero de los marroquíes, un despropósito que viene a decir y medir la talla política de sus gobernantes.
Azziman reconoce que “los beneficios del desarrollo alcanzado durante estos 20 años no beneficiaron a todos. Tenemos descontento, no podemos encontrar empleos para nuestros jóvenes, tenemos regiones demasiado desheredadas”.
“Inicialmente, la prioridad era avanzar en el campo de la democracia, construir el estado de derecho, consolidar los derechos humanos, pasar la página del pasado, tener éxito en la experiencia de la justicia de transición”, dijo Azziman, señalando que “desde 2004, la prioridad ha sido la ejecución de los grandes proyectos económicos, los grandes proyectos de infraestructura (carreteras, autopistas, puertos, aeropuertos) y la economía centrada en la agricultura, Industria, energías alternativas”.
“Pero hoy, la prioridad se mueve para reducir las desigualdades sociales, espaciales, territoriales”, subrayó, señalando que se trata de un proyecto “enorme”, “que requiere un nuevo modelo de desarrollo más sensible, al imperativo de la justicia social y una nueva política territorial a la que la regionalización avanzada hará una contribución importante”.
Desde la llegada del Rey Mohammed VI, “Marruecos es tanto una continuación como un cambio”, dijo Azziman, y agregó que “no ha habido ningún cambio de régimen y no hay cambio”. “El sistema se ha mantenido igual, lo que demuestra que tiene una gran capacidad para adaptarse a la evolución del tiempo y la sociedad”, remachó el consejero real.
La principal diferencia con el reinado de Hassan II, según Azziman, “es que el Reino ha avanzado en paralelo A las decisiones estratégicas, la acción del Estado, la conducción de las políticas públicas y el requisito de eficiencia”, afirmó el consejero.
“El monarca tenía un lugar central en la Constitución anterior, todavía ocupa un lugar vital en la actual, es la idea de la continuidad”, añadió Azziman. Para el consejero “el monarca ocupaba un lugar indeterminado con entornos móviles y flotantes, hoy ocupa un lugar definido con un perímetro limitado, el cambio es enorme”. “No estamos en una monarquía del tipo España o Holanda donde el monarca gobierna pero no gobierna, estamos en otro tipo de monarquía pero las atribuciones del rey están delimitadas”, explicó Azziman.
Por su parte, Abdellatif Menouni dijo que se han logrado varias cosas y que “lo esencial se ha hecho en cuestiones democráticas, aún queda por profundizar”.
“La nueva Constitución ha brindado oportunidades para que los partidos políticos se impongan más que antes”, dijo Menouni, señalando, sin embargo, que “de hecho, hay lentitud, el cambio esperado no tuvo lugar. puede llevar tiempo “.
“Estamos en el camino de una monarquía parlamentaria (…) pero, por supuesto, aún puede haber algunas disposiciones para perfeccionar”, dijo el académico constitucionalista.