Hablar de la diplomacia marroquí es ciertamente un asunto muy interesante, las complejidades de la estrategia diplomática de Marruecos, a nivel continental e internacional, durante los últimos años han sido objeto de debate y discusión en los niveles más altos de la academia, la política y en espacios multinacionales y foros internacionales, por ejemplo, la ONU, particularmente en su CONSEJO DE SEGURIDAD y la UNION AFRICANA muy recientemente.
A su vez en el Departamento de Estado de Estados Unidos, el Gobierno Español y el Secretario General de la ONU se encuentran entre la cacofonía de voces que arrojan la estrategia antiterrorista de Marruecos, el retorno del país a la UA y su creciente reputación internacional como el centro de atención en su lucha contra el terrorismo y no la menos importante cuestión del Sahara como base de su agenda exterior.
Un aspecto definitorio de la política de seguridad nacional de Marruecos es que incorpora la estabilidad de la región y las preocupaciones continentales en los asuntos internos. Los servicios de seguridad del país han expresado durante mucho tiempo la importancia de reforzar la cooperación con los países vecinos para enfrentar los desafíos de seguridad en Marruecos y más allá.
Marruecos es particularmente consciente de las amenazas a la seguridad en la región del Sahel y el potencial de la región como un nido para los posibles terroristas, como ciertamente los hechos y la inteligencia marroquí y europea han acusado.
Asunto del Sahara
Es evidente si vamos al continuo histórico el Reino de Marruecos ha sido «percibido durante 1400 años» en las regiones saharianas como «una referente espiritual y político, el centro del intercambio y la autoridad legítima para sus habitantes». Es natural que los vínculos culturales y sociales entre los marroquíes en el sur y los de otras partes del país son y fueron permanentes, son realidades objetivamente evidentes a partir de la historia y las interacciones sociales, razonablemente “la idea de una identidad saharaui distinta es absurda, como plantean los amigos de la RASD y el propio frente Polisario».
La verdad histórica y sociológica del Sahara es a todas luces una realidad marroquí, la «invención» de las aspiraciones regionales de Argelia por medio de una republica inexistente y direccionada por Argel solo busca desdibujar la verdad y las raíces profundas de marruecos en y con sus provincias del sur.
“El Polisario ya no existe efectivamente. Está dividido, arrinconado, sin la caja chica de Argel. La gente de Tinduf quiere volver a su tierra madre, pero se les está impidiendo con mano militar», es evidente que el acento ideológico está en decadencia y los suministros del personal del frente separatista se agotarán, pues Argelia no es la misma de hace un rato.
Hace solo unos días, el Consejo de Seguridad decidió hoy extender el mandato de la Misión de las Naciones Unidas para el Referéndum del Sáhara Occidental (MINURSO) por 12 meses, hasta el 31 de octubre de 2020, un asunto de vital importancia para ir generando condiciones de una solución pactada y real.
Es así como adoptando la resolución 2494 (2019) por 13 votos a favor y ninguno en contra, con 2 abstenciones (Federación de Rusia, Sudáfrica), el Consejo hizo hincapié: “en la necesidad de una solución política realista, practicable, duradera y basada en compromisos a la cuestión del Sáhara Occidental”. También hizo llamó sobre la importancia de alinear el enfoque estratégico de MINURSO y orientar los recursos de las Naciones Unidas para ese fin.
Algunos miembros del Consejo de Seguridad, incluida Sudáfrica, argumentaron que un mandato más corto presionaría a las partes involucradas, Marruecos, Argelia, el Frente Polisario y Mauritania, a entablar negociaciones y ayudar al proceso político liderado por la ONU.
El Consejo de Seguridad, a través de su nueva resolución, acoge con beneplácito el impulso de MINURSO y los esfuerzos del Secretario General de las Naciones Unidas para preservar la paz en la región.
Objetivamente, la resolución brinda la esperanza de una solución mutuamente aceptable. También destaca la importancia de la iniciativa propuesta por Marruecos, así como la necesidad de defender la soberanía de ese país, un gol de media cancha de la diplomacia marroquí sobre la llamada cuestión del Sahara.
El terrorismo
Al intervenir en un importante foro sobre seguridad, el Foro Global contra el Terrorismo, el ministro marroquí de Asuntos Exteriores y Cooperación Internacional, Nasser Bourita, llamó recientemente a la absoluta necesidad de mantener hoy por hoy un fuerte compromiso en la lucha contra ese flagelo, garantizando la democracia y la seguridad de los países, que, pese a los avances de los órganos de seguridad, ‘continúa afectando a todas las regiones del mundo’.
En dicha reunión, el diplomático significó que el compromiso colectivo continuo y fuerte es la base de la resistencia y fortaleza para enfrentar las amenazas provenientes del terrorismo y objetivamente destacó la labor de marruecos en la materia y el rol de guardián del Sahara y el Sahel.
Al respecto, remarcó que la acción en ese sentido ‘debe continuar orientada a consolidar’ los logros y los esfuerzos contra los desafíos persistentes, entre los cuales mencionó los importantes recursos financieros aún en manos de los terroristas.
Indicó que en el primer semestre del 2019 esa zona fue escenario de más de 200 ataques terroristas, lo cuales dejaron un saldo de más de cinco mil víctimas entre civiles y fuerzas de seguridad.
El canciller del Reino de Marruecos consideró que el alarmante aumento del extremismo en África podría conducir a ‘una nueva ola mundial de terror’, poniendo en grave peligro no solo el futuro del continente, sino también la estabilidad internacional.
La cooperación ha sido siempre un elemento fundamental en las estrategias antiterroristas. La relevancia de la cooperación es particularmente evidente al enfrentarse a la amenaza que el terrorismo yihadista.
Debido a la naturaleza internacional y transnacional de este tipo de violencia y forma de terror, es claro que la cooperación es importante. En consecuencia, la cooperación antiterrorista de dos países como Marruecos por África y España por Europa, estratégicamente situados en las puertas de entrada y salida de sus continentes, es determínate. Son acciones urgentes, necesarias y claramente estratégicas en la lucha contra el terrorismo yihadista y sus cedulas, allí donde estas se pueden multiplicar y crecer.
En Marruecos el islam ha sido por opción, interpretación, y vivencia siempre pacífica, rechazando la violencia como una herramienta política y los radicalismos extremos para la islamización de la sociedad. Sin embargo, ello no quiere decir que el reino alauí sea inmune a las corrientes islamistas más radicales que se han ido generando en las últimas décadas en otros países del mundo árabe. No obstante, desde hace unos años, el panorama político del país ha ido cambiando, así como su actitud en la lucha contra el terrorismo yihadista cada día más fuerte y determinada.
Si bien la forma tradicional del islam practicada en el reino está alejada de la visión practicada por los grupos yihadistas, la participación de ciudadanos de origen marroquí en redes de terrorismo nacional e internacional hace necesario estudiar el fenómeno yihadista desde sus orígenes, buscando entender como se ha llegado a la situación actual y cuáles son las pautas que puede seguir el yihadismo marroquí en el futuro, ya el ministro Nasser Bourita ha llamado a los actores internacionales y en particular a Francia, España, Italia y Reino Unido a colaborar es esta lucha.