Hablar de naciones desarrolladas sólo lleva a repetir evidencias económicas constantemente. Referirse a países que pueden ser un factor de cambio es más estratégico y hasta se puede decir que más valioso a nivel regional, principalmente en lo que respecta al Magreb, en el norte de Africa. Marruecos está precisamente en ese punto de inflexión en que tiene que considerársele con una importancia inusitada por su gran capacidad de transformación en la zona realizada en tan poco tiempo.
El libro titulado La estabilidad del Magreb, un imperativo para Europa destaca a Marruecos como una nación que está en el centro de los intereses regionales e internacionales, lo cual se debe a su papel como importante plataforma comercial y financiera, así como a una economía abierta al comercio, integrada en los principales flujos económicos y financiero.
Es un puente natural con Europa y Africa por el cual pasan flijos comerciales y económicos que tan sólo en 2018 representó 46,1 mil millones de dirhams en 2018 (es decir, 5,17 mil millones dólares) y 33,9 mil millones de dirhams marroquíes en 2019 (3,8 mil millones de dólares).
Desde 2012, los flujos anuales de Inversión Extranjera Directa (IED) hacia Marruecos siempre han superado los $ 3 mil millones, con un stock de IED que alcanza los 66 mil millones de dólares en 2019, o el 30% más que en 2010. Los países del sur de Europa siguen siendo los principales proveedores IED en Marruecos, en particular Francia (35% del total de IED en 2019).
Francia ha comprendido la importancia del corredor marroquí en el Magreb, pues de los 24.700 millones de dólares de entradas netas al Marruecos entre 2018 y 2017, 4.390 millones de dólares provinieron de ese país europe (es decir, 18% del total de entradas) y 2 mil millones de Alemania (8%).
Otro países de la región también han puesto los ojos en Rabat, tal es el caso de los Emiratos Árabes Unidos que representan una fuente dinámica y aumento de los flujos financieros. Abu Dhabi es responsable de 1.5 mil millones de dólares en entradas durante el período, de los cuales 439 millones de dólares sólo en el año 2017 (los Emiratos representan así el 17% del total de los flujos públicos entrantes para el único año 2017). La mitad de la AOD también proviene de donantes multilaterales ($ 12.8 mil millones durante el período, o 52% del total). Las instituciones de la Unión Europea también han aportado, por su parte, 4.200 millones de dólares durante la última década.
Veamos otro aspecto en el que Marruecos también se ha destacado ante sus vecinos africanos e, incluso, europeos: el tratamiento de la crisis del Covid-19. Desde el primer caso de Covid-19 en Marruecos detectado a principios de marzo del 2020, las autoridades marroquíes establecieron un estado de emergencia sanitaria por decreto y crearon un Comité vigilancia económica ad hoc, encabezada por los Ministerios de Economía, Hacienda y de la Reforma de la Administración.
Marruecos ha dedicado alrededor de 5 puntos porcentuales del PIB a salud, que es superior a la media de los países emergentes. El Rey Mohammed VI implementó medidas para poner en cuarentena a los pacientes, luego el confinamiento de poblaciones, limitación de reuniones (cafés, restaurantes, hammams, mezquitas, lugares de educación) y cierres de fronteras aire, con controles de precio para cubrebocas y guantes.
Esta inmediata reacción a para contener la propagación del Covid-19, ubicó a Marruecos en el rango más bajo de la región africana de Norte y Medio Oriente. El 23 de diciembre del 2020 las autoridades marroquíes mantuvieron un control férreo de reuniones y eventos festivos, previo a una campaña de vacunación con más de 30 millones de dosis proveniente de China iniciada el 29 de enero de 2021.
En sólo tres meses, las autoridades médicas logran inocular al 80% de la población; todos los ciudadanos marroquíes y extranjeros residentes en el país a partir de los 17 años tuvieron el derecho de recibir la vacuna de manera gratuita.
La publicación, impresa en Francia por el Instituto Montaigne, expresa finalmente que Marruecos es un país que con una política flexible, tanto que podría flexionarse, pero nunca romperse, lo cual es una garantía para empresarios extranjeros que pueden ver en la economía marroquí una forma segura de inversión.
La situación es respaldada por diversas estrategias sociales activadas por el Reino como son los planes de inversión y de pobreza, que son garantías del desarrollo social y regional.