A lo largo de su historia, y hasta nuestros días, Marruecos ha sido siempre una tierra de simbiosis de culturas, coexistencia, encuentro, tolerancia e interacción entre musulmanes y seguidores de otras religiones, especialmente los cristianos y los judíos.
Esta simbiosis, que Su Majestad el Rey Mohammed VI, Comendador de los Creyentes, vela por garantizar y preservar, es una realidad que se presenta ante todos y se materializa en mezquitas, iglesias y sinagogas que siempre han convivido en las ciudades del Reino.
Se basa en las prescripciones y enseñanzas del Islam, particularmente en su primera fuente de referencia, el Sagrado Corán, que hace amplia referencia a la Gente del Libro y ordena que sea tratada con equidad en todas las circunstancias, y que se prohíba el odio para con ella.
La visita de Su Santidad el Papa Francisco a Marruecos, los días 30 y 31 de marzo, está en consonancia con este legado y tuvo como objetivos principales el desarrollo del diálogo interreligioso, el entendimiento mutuo entre los fieles de las dos religiones y la promoción de los valores de paz y tolerancia.
El encuentro entre SM el Rey Mohammed VI, Comendador de todos los Creyentes, y Su Santidad el Papa Francisco permitió poner de relieve las iniciativas emprendidas por el Reino, en colaboración con los países islámicos hermanos, en particular africanos, con miras a estrechar los lazos de unidad y complementariedad, rechazar la discordia y las disensiones y promover los valores del diálogo, la tolerancia y la apertura al otro.
También, sirvió de oportunidad para destacar las acciones llevadas a cabo por Marruecos, bajo la sabia dirección de Su Majestad el Rey Mohammed VI para defender las causas árabes y musulmanas, proteger el espacio religioso, consolidar los valores de tolerancia y moderación prescritos por el Islam, y rechazar el extremismo ciego y la politización tendenciosa de la religión.
El punto culminante de esta visita fue la ceremonia recibimiento oficial de Su Santidad el Papa Francisco, marcada por el discurso histórico pronunciado por Su Majestad el Rey Mohammed VI en el que el Soberano invitó a los pueblos a abrazar los valores de la moderación, a darse cuenta de los imperativos del conocimiento mutuo y a comprender la conciencia de la alteridad.
Estimando que la respuesta al radicalismo no era ni militar ni presupuestaria y que se basaba en la educación, SM el Rey llamó a que se devolviera a la religión el lugar que le corresponde en la educación.
Partiendo del estatus religioso y de la responsabilidad espiritual asumidos por Amir Al-Muminin (Comendador de los Creyentes) y Su Santidad el Papa, este encuentro tuvo, según muchos observadores, gran resonancia y repercusiones en la comprensión y el diálogo entre religiones y culturas.
De hecho, no era casualidad que el primer viaje de Su Santidad el Papa Francisco a un país del Magreb tuviera lugar en Marruecos cuando conocemos el espíritu de tolerancia que anima al pueblo marroquí y cuando conocemos los esfuerzos realizados por SM el Rey Mohammed VI, desde su entronización, con miras a fomentar el surgimiento de una sociedad plural basada en dos convicciones, a saber, la consagración del lugar de la religión en la vida y la promoción de una educación espiritual que rechace todas las formas de odio en la religión.
Esta proyección del Reino también se ha visto reforzada tras la creación por SM el Rey, Amir Al-Muminin, de la Fundación Mohammed VI de los Ulemas Africanos, una iniciativa que consagra la especificidad de los vínculos geográficos, históricos y espirituales entre Marruecos y muchos países africanos, y que corona una serie de acciones emprendidas por el Soberano en los últimos decenios para promover los valores del Islam y el acercamiento entre culturas y religiones.