Esta incitativa dada a conocer por la revista española Atalayar, del 8 de septiembre del presente año, dice: “los separatistas del interior pueden convertirse en interlocutores oficiales del Estado marroquí si rompen sus lazos con Argelia.” Siendo esta última, la única condición puesta por Marruecos. El Movimiento Saharaui por la Paz (MSP) llevó a cabo una reunión en Dajla previa a la celebración de un congreso en esa misma ciudad, a lo largo de este año. Marruecos no ha impedido dicha reunión, al contrario, ha dado las facilidades para que esta se lleve a cabo.
Esta, la marroquí, es una buena iniciativa pues Argelia ha estado profundamente mezclada en el conflicto. Es increíble la simulación a la que juega su presidente Abdel Majid Tebboune, cuando fue entrevistado recientemente por France 24 como L’opinion, en dicha entrevista descaradamente pidió: “detener la construcción de bases militares en la frontera común pues era esto una escalada”; escalada de un conflicto que los dirigentes argelinos han estado fomentando con el fin de debilitar a su único oponente en el Magreb. Hoy como sus ingresos petroleros y gaseros han bajado, tiene que buscar la forma de que Marruecos no continúe con la construcción de una base en la provincia de Jerada, a más de 30Km de la frontera con Argelia.
Cabe destacar que la base de Jareda, es la respuesta a la construcción argelina de 3 cuarteles de infantería con sistemas de defensa aérea de S-300 rusos, a solo 8 Km, de la frontera con Marruecos. También construyó 2 cuarteles logísticos más a 16 Km, de la frontera y el llamado campamento de Tinduf, ciudad fundada por los sultanes marroquíes, se ha ido transformado poco a poco en una formidable base militar, con radares, aviones, tanques y artillería.
A pesar de todo esto el presidente argelino ha declarado no tener tensiones en las relaciones con Marruecos y estar enfocados al desarrollo de su país. Este es el discurso que, desde la independencia en 1962, han seguido los dirigentes argelinos, quienes dilapidaron la riqueza que les dio en un primer momento el petróleo de alta calidad que tenían (saharan blend), invirtiendo en grandes compañías estatales que terminaron siendo elefantes blancos llenos de corrupción, donde el dinero se fue como en un barril sin fondo. Hoy necesitan el dinero para comprar alimentos, pues nunca fueron capaces de invertir de manera eficiente en el campo para desarrollar la agricultura, en cambio invirtieron en la gran compañía de navegación, la sonatrach, la de acero y otras similares, donde la corrupción fue la única que ganó.
El presidente Tebboune también declaró: “…depende de Marruecos iniciar el diálogo con el Frente Polisario (su marioneta) si los saharauis aceptan sus propuestas aplaudiremos…” más descaro no puede haber, pues bien se sabe que los dirigentes del Polisario son elegidos por los dirigentes argelinos, y que la llamada República Árabe Saharaui, no es más que un edificio en la ciudad de Argel. ¿Qué propuesta le habrán dicho los argelinos a los polisarios que deben aceptar? No es muy difícil de saber, aquella que lleve al desmembramiento de Marruecos, y que obviamente Marruecos nunca aceptará.
Ya el Secretario General de la ONU, Antonio Guterres instó en julio pasado a Argelia a adoptar un papel más positivo en la cuestión del Sahara y la instó a trabajar de manera constructiva para solucionar el conflicto regional en base a las resoluciones del Consejo de Seguridad: CS (2240) de 2018, 2468 de 2019 y 2494 de 2019. Argelia hace oídos sordos a estos llamamientos y el nuevo dirigente, vuelve a tomar la posición de sus antecesores, el de no saber nada respecto al conflicto, cuando son ellos los que siguen manteniendo a la estructura del Polisario que de no ser por ellos ya hubiera desaparecido.
Por todo lo anterior consideramos que la nueva iniciativa real, la que se mencionó al inicio del presente artículo, puede ser un paso tendiente para lograr una salida pacífica a dicho conflicto que enfrenta la región desde 1975.
