Existe preocupación internacional de que Alemania proteja a yihadistas

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Alemania posiblemente se esté convirtiendo en santuario de terroristas islámicos. Según un reportaje dado a conocer recientemente por el Canal 6 de Francia, existe una red que provee documentos y recursos económicos para crear movimientos islamistas en el espacio Shengen de la Unión Europea y como una fuerza de choque contra la coalición internacional.

Se habla de al menos 500 justicieros, como ellos se hacen llamar, los cuales están financiados desde diversos países musulmanes como Siria, Irak y Turquía. De hecho, han encontrado hasta formas de pasar legalmente a las fronteras europeas a través de este último país para colocarse en Francia, pero sobre todo, en Alemania.

La policía alemana ha puesto sus ojos en estos grupos y, de hecho, ha actualizado el número de extremistas en 627, a los cuales mantiene en su lista como una amenaza de alto nivel. Todos ellos, actúan en defensa del llamado ISIS o Estado islámico.

La situación es preocupante porque muchos de estos islamistas tienen puestos y trabajos profesionales, los cuales usan para enmascarar acciones de crueldad contra la población, así como ataques terroristas. Lo más curioso es que la propia policía germana no hace nada para detener o controlar a estas bandas, las cuales actúan con toda libertad incluso para reclutar miembros para sus organizaciones.

En 2014, se reveló el caso del extremista Samir, quien se unió al Daesh en 2014 y se exhibió en un video jugando con la cabeza de una de sus víctimas como si fuera un balón de futbol. Actualmente vive con su mujer en Bade-Wurtenberg, provincia alemana ubicada en la frontera con Francia. Este individuo fue pieza clave para que en 2016 un grupo de terroristas tunecinos pudiera perpetrar un atentado usando un camión-bomba con el que causó la muerte de 12 personas de diferentes nacionalidades y más de 50 heridos graves.

La historia no se queda sólo ahí. El Servicio de Seguridad y Monitoreo de Marruecos reportó a la inteligencia alemana, en particular, sobre un extremista tunecino llamado Anis Amri, de quien se sospecha que fue el autor del ataque contra un mercado navideño en diciembre del 2016.

Otro miembro activo de Daesh es Majid, que ha desarrollado sus actividades bajo el ministerio de finanzas del estado islámico. En especial, se le ha señalado como uno de los principales proveedores de recursos económicos desde Turquía para financiar al daesh, mediante actividades que realiza con un salón de masajes de su propiedad.

Para muchos expertos en seguridad, no está claro cómo es que estos extremistas pueden operar libremente en Alemania. Les desconcierta el hecho de si el estado alemán no sepa como enfrentarlos o, de plano, si los toleran mediante una especie de pacto con ellos, al grado que hasta sea posible que los estén protegiendo.

Otro caso es el de Mohamed Hajib, un extremista marroquí-alemán adscrito a Al Qaeda, quien recluta miembros para perpetrar ataques suicidas bajo el lema: A todos los marroquíes que quieran suicidarse, actúen como hombres. Si quieren hacerlo, salgan y llévense consigo a la gente. Hagan explotar a esos perros. Mueran como los hombres.

La situación es tan grave que recuerda aquellos momentos vividos en Londres, en el 2005, donde el yihadismo causó un atentado que dejó 52 personas muertas. Uno de los sospechosos de este acto de barbarie fue Abou Hamza, imán británico que predica el yihadismo encubierto bajo la cara de ayuda a los refugiados y a la promoción de la buena conducta.

El reportaje de Canal 6 de Francia concluye con la interrogante de si Alemania no se estará dando un tiro en el pie al ignorar el peligro que significan estos extremistas tanto para la seguridad de sí misma y de la región europea.