Estados Unidos al rescate de las eternas cenicientas

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Cuando hablamos de Estados Unidos hablamos de un país que se roba siempre la atención de todo el globo, más aun, cuando hablamos de quien va a conducir y dirigir el Estado, el gobierno, la coalición política y las fuerzas armadas de este gigante del poder económico, político, militar y cultural llamado Estados Unidos, ello, sin mencionar el epitafio que conlleva ser esa persona.

Para nosotros simples mortales tercermundistas, quien dirija los destinos de la unión es la
persona que se va decidir el camino que llevara internacionalmente su país, y como se va
a relacionar este con los nuestros; muchas naciones en su perímetro de influencia y otros
de carácter estratégico para su doctrina dependen de dicha lectura, pero detengámonos
un poco en el concepto tercermundista; “este hace referencia indistinta a países
subdesarrollados o en vías de desarrollo, usualmente referida a naciones o países con
menor nivel de bienestar, mayoritariamente asociados a África, América Latina y Asia” 1,
pero… ¿que son estos para EE. UU? Principalmente, que representan América Latina y África para la persona que se va a sentar en el sillón presidencial más importante del mundo.

Según Ferrán Iniesta en 2009 la percepción de África y sus habitantes se reduce a esto: “más que un pensamiento elaborado, ayer y hoy, lo que el occidental tiene en su mente respecto  de África es la imagen del negro por la sabana; esta puede ser esta idílica, de buen salvaje, o traumática, del pobre inmigrante que huye de guerras y hambrunas”.

Esta es la imagen de África para el mundo y por supuesto también para EE. UU. y sus
gobernantes. Para la candidatura de Joe Biden o mejor dicho para los seguidores
demócratas. África es un continente con el cual hay que reivindicar relaciones con el fin de
renovar compromisos en el marco de la cooperación, e incentivar y fomentar la democracia, los DD. HH. la paz y la seguridad continental; un Biden que aparece en la prensa progresista siempre benevolente y que en su retórica desea apoyar tales desafíos, tales como el cambio climático, la emergencia del combate de nuevas enfermedades, y las políticas afirmativas contra el racismo, entre otros.

Hablamos también dentro de las pretensiones obvias americanas, aplicando la lógica de la
propia extensión, los deseos de levantar un tratado de libre comercio continental con la
Unión Africana; razones más, razones menos, su representación programática y planes para el continente africano gozan de una abismante empatía pro África, pues ellos solidarizan contra el racismo estructural en la mayoría de las declaraciones de intenciones políticas.

Mientras tanto, para los Republicanos la Candidatura de Donald Trump, dicho sea de paso,
hoy pendiente de la llegada del mes de Enero para la entrega del poder, África representa
un continente a apoyar con espíritu de inversión y desarrollar lazos económicos para
conducir la prosperidad africana, donde estén presentes los ejes de seguridad continental
y desarrollo, además, para los republicanos es necesario apoyar militar y económicamente
al continente contra el terrorismo islámico y los radicalismos políticos, para finalizar, los
asesores republicanos desean continuar con el “African Growth and Opportunity Act”,
brindando ayuda contra enfermedades como el SIDA, la Malaria, la Tuberculosis y claro la
actual pandemia, y como dicen algunos analistas panafricanos, “cosa de usar al negro como conejillos de indias para el avance médico.

La percepción sobre América Latina es vista menos desvalida para el mundo si la
comparamos con África, pero ello, no significa que EE. UU. no piense que deben rescatarnos de nuestros apuros o que necesitamos de su tutelaje divino, tal como los actores neocoloniales hacen con África. Aunque con nuestros millones de entes y organismos internacionales existentes en el Caribe y Sudamérica no hacemos mucho para cambiar esta percepción, total siglas mas y siglas menos. América Latina no es más que una región con dos gobiernos de izquierda, con los cuales Estados Unidos tiene posturas muy distintas, obvio, con uno se muestra en apertura y latente posibilidad de colaborar, inaugura en el mandato de Obama una Embajada y reconoce al gobierno cubano, limpiando su imagen y contrastando posturas con el embargo comercial, económico y financiero de Estados Unidos hacia Cuba (también conocido como «bloqueo” originado hace más de 40 años; y una Venezuela dictatorial, inestable, de  gobierno autocrático, sobre la cual hay que brindar protección y rescatar su democracia, sacando a Maduro del juego.

Para los Demócratas hay que movilizar aliados en la región, y tener una mayor cooperación
con América Latina manteniendo responsabilidades compartidas, y naturalmente, poner y
hacer marcha atrás a algunas políticas de Trump, tales como dar pie atrás a la reducción de
viajes y remesas hacia Cuba y empoderar al pueblo cubano, además los demócratas
quieren poner fin a la negación de problemas climáticos en la región y proteger un
Amazonas donde Brasil no quiere que nadie intervenga, haciendo alarde de su autonomía
y soberanía sobre casi la totalidad del gran pulmón verde del planeta.

Para Trump y los Republicanos América en general se reduce a la cooperación con aliados
ideológicos siguiendo una lógica bilateral, y Venezuela es un Narco Estado marxista con el
cual no se puede tener ni la más mínima relación y se debe apoyar al pueblo venezolano
para acabar con la dictadura chavista. Como ya es sabido la política no es altruista, es
claramente estratégica y realista.

En el fondo África y América Latina no somos más que damiselas en apuros y las eternas
cenicientas para el mundo y EE. UU; no valemos por ser país, valemos por pertenecer a un
continente atractivo solamente por ser enormes territorios ricos en materias primas,
tramos de territorio ricos agronómicamente, en minerales, vegetación, y recursos naturales
en general, siempre salvo excepciones, como las mencionadas.

Tanto África como nuestro continente dependemos casi en su totalidad de las potencias,
somos naciones muchas veces con carencia de autonomía económica, y casi sin grandes
progresiones sociopolíticas, seguimos viviendo una lógica donde los santos seculares van
por el rescate africano y de nosotros los sudamericanos y caribeños, somos claramente el
patio trasero del gigante de allá arriba; sin contar que América Latina y África son el patio
de juegos de las carreras de influencias de quien tiene más amigos o grandes potencias de
su parte, naturalmente, EE. UU. China y no dejaremos de lado a la Rusia de Putin, somos
por tanto, un el lindo patio rico en juguetes y tesoros, donde ellos fijan nuestro valor, como
reza la canción del grupo chileno los prisioneros, Latinoamérica es un pueblo al sur de
Estados Unidos….

EMILIANO YELPI HERNANDEZ
GESTOR SOCIAL Y ESTUDIANTE DE ARQUITECTURA

Foto: Imagen de stokpic en Pixabay