En torno a la visita de la vicepresidente Kamala Harris a México

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La vicepresidenta Kamala Harris llegó de visita a México en viaje oficial después de las elecciones del 6 de junio. Desde nuestro punto de vista y en atención a nuestros intereses y seguridad nacional, el arribo de la vicepresidenta Harris, sólo 48 horas después o quizá menos del cierre de casillas de la elección del 6 de junio, es delicado pero no tan grave ya que el manejo extremadamente cuidadoso del proceso electoral por el Instituto Nacional Electoral ha permitido una certidumbre de casi cien por ciento sin grandes conflictos postelectorales.

Es muy relevante la trascendencia de la visita y las delicadas negociaciones bilaterales que se llevarán a cabo. Algunas de ellas con implicaciones regionales y la fortaleza negociadora de México es buena pero el resultado electoral disminuye el espacio de maniobra del gobierno mexicano ya que sin mayoría calificada en la Cámara de Diputados no será viable profundizar reformas constitucionales para favorecer futuros espacios para limitar derechos de empresas estadounidenses y en general de la inversión extranjera directa.

El gobierno de México debería ser muy cauteloso y prudente ya que los resultados electorales y el mismo clima postelectoral no es el entorno más propicio para llegar a acuerdos de largo plazo. Vale la pena generar un espacio de respiro o respiración “breathing space” concepto que usan los banqueros para crear espacios de negociación para países muy endeudados.

El Comunicado de la SRE señala que “La visita de la vicepresidenta Harris tiene por objeto continuar con las conversaciones en materia de migración y desarrollo regional, cooperación frente a la pandemia y reactivación económica, entre otros más, que han estado en el centro de la agenda bilateral.”

Lo relevante de los temas y la necesidad de una mayor certidumbre de parte de nuestro gobierno amerita dar más tiempo a la definición de acuerdos y vale la pena de nuestra parte proponer una cumbre regional en México o Centroamérica para fines de julio o principios de agosto para lograr consensos favorables a México.

La vicepresidenta Harris ya visitó El Salvador y Guatemala y reiteró en sus acciones lo que el presidente Joe Biden anunció desde su campaña electoral: la necesidad de la recuperación económica y reactivación de los países del Triangulo del Norte (Guatemala, Honduras y El Salvador).

La idea de reactivación de Kamala Harris y el presidente Biden descansa en la inversión privada y fundamentalmente en facilitar la mayor presencia de empresas estadounidenses.

Si bien la idea original de una propuesta de cooperación con Centroamérica surge del gobierno de México desde la misma campaña electoral de 2018 antes de las elecciones y de ser gobierno, es evidente que siendo EU el país que aporta alrededor de 4 mil millones de dólares que serían administrados por la Agencia para el Desarrollo internacional de los Estados Unidos (USAID por sus siglas en inglés).

Todo indica que los rasgos más significativos y relevantes del plan serán manejados y administrados por el gobierno estadounidense.

Lo mismo que ha solicitado a los presidentes salvadoreño y guatemalteco, pedirá Harris a México, además de agregar otras prioridades de la política bilateral del presidente Biden con México: respeto a las actividades de las empresas estadounidenses en México de acuerdo con la normatividad del T-MEC y a otros acuerdos bilaterales e internacionales.

Esto implica acotar cualquier nueva legislación mexicana que pretenda dar primacía o carácter dominante a empresas estatales mexicanas como Pemex y CFE pero también competencia desleal de grandes corporaciones mexicanas que afecten intereses de empresas estadounidenses. El poder judicial mexicano está limitando las modificaciones del gobierno actual a la pasada reforma energética y por el resto del sexenio no podrá hacer cambios constitucionales.

Es posible se aplique la cláusula del T-MEC que limita alianzas o acuerdos con otros países fuera del Tratado en particular contratos con empresas chinas o rusas en actividades productivas.

Otro tema vinculado es lo referente a energías limpias versus energías fósiles y más tradicionales que son altamente contaminantes. Y no se trata necesariamente de favorecer en general las energías limpias si no a empresas estadounidenses y canadienses involucradas en energía solar, eólica y similares.

Me parece que Washington presionará a México para moderar y limitar la presencia de inversiones chinas no solo por temas comerciales del T-MEC y para favorecer a sus empresas sino por la visión estratégica hegemónica de EU y su visión de seguridad nacional en el ámbito hemisférico del continente americano, limitando la presencia de potencias extra continentales.

Podría parecer exagerado de mi parte señalar la importancia que tiene la presencia de potencias extracontinentales en Latinoamérica para el actual gobierno norteamericano, pero nuestra tarea es advertir y alertar de posibles choques y conflictos con Estados Unidos por alianzas o convenios hechos por México con China y Rusia.

No se trata solamente de temas de su presencia militar y comercial y en campos específicos como infraestructura, minería y pesca sino las capacidades que ya tienen China y Rusia para intervenir procesos políticos y electorales a través de sus sistemas sofisticados de inteligencia artificial en redes sociales y capacidades de guerra sucia para impulsar candidaturas presidenciales en Latinoamérica que sean afines a sus intereses.

Hay infinidad de pruebas de la intervención rusa en los procesos electorales de EE.UU de 2016 y 2020 en favor del candidato presidencial republicano y en contra de los candidatos demócratas.

Es obvio que con más facilidad y con mayor impacto pueden intervenir e interferir en los procesos electorales latinoamericanos para favorecer partidos y candidaturas afines a sus intereses.

Este contexto debe ser contemplado por los negociadores mexicanos frente a EE.UU. y utilizado con inteligencia y buena información, puede ser una formidable palanca para acotar y limitar ciertas presiones estadounidenses pero la presión estadounidense será cada vez más fuerte contra nuevas alianzas de México con China y Rusia incluyendo el acotamiento de la llamada “diplomacia de las vacunas”.

Según los estrategas estadounidenses que directamente alimentan las visiones del departamento de estado y el departamento de defensa, la presencia china es creciente en America Latina y avanza a pasos agigantados.

Uno de los más prolíficos escritores y estrategas estadounidenses es el Dr Robert Evan Ellis vinculado estrechamente a las fuerzas armadas de EU con estudios país por país latinoamericano de la creciente presencia china.

Presencia de China en el Triángulo del Norte

La presencia de China en los países del Triángulo del Norte de Centroamérica es otra de las preocupaciones del Dr Robert Evan Ellis y a principios de 2021 publicó su ensayo donde analiza el impulso de China para lograr su reconocimiento pleno (antes estos países reconocían a Taiwán) pero la diplomacia de las vacunas anti Covid 19 e inversiones en diversos campos le han permitido importantes avances.

Además el Dr Robert Evan Ellis ha estudiado recientemente las implicaciones de la “diplomacia de las vacunas” desarrollada con éxito en Latinoamérica por China y Rusia.

México tiene palancas para negociar y neutralizar las presiones: la cooperación para moderar flujo migratorio centroamericano, la cooperación para controlar al crimen organizado y la posibilidad de que el gobierno de México utilice el importante papel cada vez más creciente de la comunidad México-Americana en EU.

Este punto es sumamente delicado ya que las agencias estadounidenses como CIA, DEA y FBI estarán haciendo monitoreo de las acciones y omisiones del gobierno mexicano con los cárteles de la droga y la delincuencia organizada transnacional mexicana con presencia en más de 60 países de los cinco continentes.

En este análisis no estoy haciendo juicios de valor, trato de presentar fríamente lo que representa el gobierno de EU encabezado por Biden y Harris con claras pretensiones de recuperar espacios de poder en el mundo y México como frontera estratégica y con gran presencia de capital estadounidense (algunas de sus corporaciones globales ya no son estadounidenses, no tienen fronteras y nacionalidad) y eso se puede aprovechar para que México busque negociar directamente con las cabezas de las corporaciones donde se incluyen bancos y poderosos conglomerados financieros y firmas de alta tecnología.

Hay todavía espacios de ventaja negociadora para México en comercio, cooperación en perímetro de seguridad norteamericano en lucha contra terrorismo internacional, crimen organizado y tráfico de armas, tráfico y trata de personas y contrabando de componentes químicos para drogas sintéticas de creciente uso en consumidores estadounidenses.

Es posible que la rápida reactivación económica de EU y los pronósticos de un crecimiento anual de más de 6% para este año generé ineludible necesidad de más mano de obra en agricultura y servicios diversos donde mexicanos han jugado un papel relevante.

Eso podría facilitar la firma de un nuevo acuerdo bracero como lo propuso el presidente López Obrador en su charla virtual con el Presidente Biden. Lo que se percibe menos viable es “exportar” el programa mexicano “Sembrando Vidas” a EU.

Los resultados de las elecciones intermedias en México pueden dar o quitar poder de negociación al gobierno de México pero es evidente que a la administración Biden-Harris les puede convenir un gobierno mexicano más acotado por mayor presencia de la oposición.

EE.UU quiere un vecino estable en su frontera sur

Estados Unidos necesita un México estable y con crecimiento económico y no va a generar políticas que creen inestabilidad e incertidumbre porque un México en conflicto interno con más violencia y pobreza podría provocar un éxodo hacia su territorio de millones de mexicanos desesperados por salvarse del caos.

Como ya lo he comentado en notas previas, para 2024, el gobierno estadounidense y sus agencias diversas con presencia en México tratarán de impulsar un candidato o candidata presidencial de perfil moderado en el partido de gobierno y sus aliados, alguien proestadounidense o que al menos se pueda establecer cierto diálogo.

Es interesante y sintomático que con el argumento de la visita de la vicepresidenta Harris se encuentren en México todo un equipo de la CIA encabezado por su director y subdirector para “organizar la logística y seguridad de la visita”.

Pero que en realidad les permite una observación privilegiada del proceso electoral y no sería raro que subrepticiamente puedan mover hilos y estrategias sofisticadas para influenciar el proceso electoral. Es la historia, tradición y trayectoria de esta agencia de inteligencia en el mundo y en Latinoamérica.

Como sucede desde la Revolución mexicana, todos los países que tienen intereses económicos y políticos en México estarán atentos al proceso electoral y los más poderosos tienden a intervenir como lo demostró magistralmente el estudioso Friedrich Katz en su libro “La Guerra Secreta en Mexico” donde documentó estas intervenciones durante los años cruciales de la Revolución.

Esta elección intermedia fue un ensayo preliminar para 2024. Si las condiciones cambian de aquí a 2024, EU y sus agencias impulsarán una candidatura presidencial alternativa que represente las tendencias políticas más viables para ganar en ese momento y que sea afín a sus intereses.

Es temprano predecir o saber cómo estarán las reputaciones de las fuerzas políticas en México para 2024 pero si debe quedar claro que el gobierno actual de EU defenderá sus intereses económicos y estratégicos en México y apoyará fuerzas y personalidades políticas afines a sus intereses.

En esta elección ya se pueden perfilar algunos de los futuros aliados de EU y si acaso hubo intervención subrepticia de dinero del narco o lavado de dinero para favorecer candidatos, se estarán tomando medidas para limitar flujos y apoyos ilícitos para 2024 e inclusive antes.

Estoy convencido que tenemos palancas para negociar como país vecino estratégico a favor de nuestros intereses nacionales, ojalá así sea, intereses nacionales no de una camarilla política, sus aliados de oligopolios nacionales con presencia transnacional y otros actores no tan visibles pero con mucho poder como son fuerzas armadas y delincuencia organizada.

*El autor es diplomático mexicano en retiro y analista de relaciones políticas y económicas en región norteamericana y Centroamérica