Un nuevo eje se ha formado en contra de los países occidentales, tal y como sucedió en la Segunda Guerra Mundial. Se trata de Argelia, Rusia e Irán, que ya están operando en el norte de Africa, algo que ya le preocupó tanto a la Unión Europea como a Estados Unidos.
La situación tiene lugar mientras se desarrolla la guerra de Ucrania, donde Moscú busca imponerse a los nacionalistas ucranianos que pelean por expulsar a las tropas rusas de su territorio. Irán está muy cerca de esta zona de conflicto, por lo que se convirtió también en un aliado del Oso rojo.
Ambos ahora se acercaron al norte de Africa, teniendo a Argelia como su allegado en la zona, donde desde ahí, tratan de cortar el posible suministro de combustibles para el bloque europeo, exportando conflictos para afectar a países como Marruecos y Mauritania.
Según CNN y Le Monde la intención del régimen argelino es facilitar la instalación de las bases militares rusas en el Sahel con la ayuda de Irán. a cambio, Argel recibió un importante suministro de drones por parte de este último para fortalecer al llamado frente polisario, a fin de espiar al pueblo marroquí y buscar debilidades para atacarlos desde lejos. De acuerdo con sus informes, Irán trata de seducir a Argelia para instaurar la rama más radical de su islamismo en el Sahel y en el Sahara.
El caso más impactante es el que revela Le Monde diario francés que señala que el gobierno argelino podría haber autorizado la entrada en el Sahel del grupo mercenario Warner (que actualmente combate en Ucrania a las órdenes de Putin), para llegar hasta Mali. Esta presencia provocó la salida de Francia del país africano y supuso un importante golpe para la coalición liderada por Estados Unidos para acabar con el terrorismo en la zona.
Se estima que el ejército argelino ha comprado armamento a Rusia con valor de 10.000 millones de dólares al año, una cifra que, según la publicación, le ha permitido al Kremlin financiar la guerra contra Ucrania, saltándose las sanciones internacionales establecidas por Estados Unidos. Y eso no es todo, sino que se espera que durante el presente año, su gasto militar aumente a 23.000 millones de dólares.
Ambos países ya han realizado maniobras terrestres desde el 26 de noviembre pasado y actualmente efectuan prácticas navales en el Mediterráneo, a través de puertos argelinos.
Jesús Sánchez Lambás, Vicepresidente del Instituto Coordenadas de Gobernaza y Economía Aplicada, señala que «la información disponible permite predecir un doble escenario de inestabilidad que permite a Rusia construir una pinza sobre la Unión Europea: Ucrania en el Norte y el Sahara, al Sur, agravando la crisis de suministro energético», escribió. «Mientras el drama humanitario en el Norte concentra toda la atención política y mediática de EEUU y de la UE, la situación en el Sur se percibe como algo lejano y culturalmente ajeno a occidente. Una falsa seguridad, de un problema social, político y militar que nos llegará más pronto que tarde. Las potencias occidentales tienen que anticipar el previsible desastre fortaleciendo las relaciones con los escasos socios fiables en la zona, como Marruecos. Pero esto, ya empieza a ser tarde», recomendó el experto.
Foto: El Atalayar