Cunde la desconfianza y la desesperación en los campamentos administrados por Argelia. La pandemia en curso ha hecho que desaparezcan trágicamente las ayudas humanitarias y la solidaridad. La población saharaui no busca más que sobrevivir para el día siguiente, la mano militar sobre estos campamentos y promesa eterna de la ayuda humanitaria internacional u otra limosna desde Argel tiene a la población en un cautiverio permanente
Típicamente la conducta de los jerarcas del polisario consiste en aprovechar los tiempos, y objetivamente la pandemia del Covid-19, y la imposibilidad de desplazamiento de observadores internacionales, algo que les ha dado el tiempo y el espacio para pasarse de listillos, han fijado y puesto en marcha juicios sobre sus detenidos políticos; muchos de estos desilusionados de las jerarquías y de las condiciones paupérrimas de vida.
“Las ordenes han venido de Argel”, nos comenta un funcionario local cuyo nombre guardaremos en anonimato por su seguridad y a quien llamaremos Jemal, y quien nos cuenta que muchos saharauis, incluidas mujeres y niños, están sin agua ni alimentos debido a la pandemia de COVID-19; dando propiedad a las jefaturas del polisario la distribución de los mismos bajo la estricta mirada del ejército argelino, dijo. “Los casos que se especula positivos son encerrados en salas de aislamiento estrechas, privados de los equipos sanitarios y necesarios para su vida diaria”, agregó.
“Estos hombres de paja son incapaces de tomar la menor decisión sin el consentimiento de sus amos” nos dice Jamal. El criado nunca contesta, obedece.
En los campamentos, el anuncio de los juicios ha tenido el efecto de un cubo de agua fría, de una bomba. Privados de todo contacto con sus hijos, hermanos, padres o amigos, los presos sufren tratos de tortura y castigo psicológico nos dice Jamal.
Arrestar, juzgar, condenar y ejecutar pareciera es el guion enviado desde Argel, el polisario aprovecha la ausencia de curiosidad de las organizaciones internacionales por la pandemia. Misma a la cual se le suman casos de cólera muy graves nos dice Jamal.
Es claro, que, en los campamentos, que no tienen las condiciones mínimas para proteger a la población de una epidemia, hacen falta medios médicos para detectar enfermedades virales, agua potable y los sistemas de saneamiento para la higiene.
La precariedad de sus mínimas necesidades, y con unos seudohospitales cuya situación es de total desabastecimiento al día de hoy.
Ante esta situación, el capítulo internacional de la Fundación Global África Latina en México y Perú acusan el estado de sometimiento de la población saharaui en los campamentos del terror, “condenamos que en estos momentos en que el mundo entero está inmerso en el problema de la pandemia del coronavirus, la dirección del polisario decide juzgar a estos jóvenes saharauis en un juicio militar sumario y sin ninguna garantía procesal”.
La Fundación Global África Latina exhorta a la ONU, a través de la Alta Comisionada para los Derechos Humanos, Sra. Michelle Bachelet, a informarse y tomar recomendaciones hacia la población en estado de vulnerabilidad que habita Tinduf bajo la mano de hierro del polisario y sus amos.