La Unión Europea no lo ha dicho, pero al menos Alemania sí: hay que comprar aviones y si son de combate mejor, por tal motivo, hay que adquirir el modelo considerado como la punta del mundo y ese es el F-35. A menos de dos semanas de haber iniciado la crisis de Ucrania, Berlín anunció su intención de sustituir los viejos Tornado británicos por los Raptor estadounidenses, considerados como lo más avanzado en aeronáutica de combate actual.
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El canciller Olaf Scholz hizo la petición, la cual viene acompañada por un aumento espectacular en el gasto de defensa nacional, sobre todo, ante los desafíos que trae el conflicto de Ucrania y que ha obligado a Berlín a reevaluar sus políticas exterior y de defensa.
Al parecer, el gobierno alemán busca sustituir con unidades de la firma norteamericana Lockheed Martin a su flota de cazas Tornados, que se introdujeron hace más de 40 años ante el teatro de operaciones en Ucrania, aunque eso también signifique aumentar el gasto en armamento por encima del compromiso clave de la OTAN del 2% del PIB.
El F-35 cuenta con diseño y revestimiento exterior que lo convierten en un jet difícil de detectar para el radar enemigo. Hasta ahora, los Tornado habían sido los únicos capaces de transportar bombas nucleares y lo han hecho desde los años ochenta y noventa, pero antes del 2025, la flota aérea bélica germana deberá quedar renovada y qué mejor para Berlín que sea en el marco de una crisis real como la que se lleva a cabo entre Kiev y Moscú.
La acción ha hecho que el gasto militar aumente para las fuerzas armadas germanas, a partir de ahora el ejército alemán recibiría 100.000 millones de euros (113.000 millones de dólares) para inversiones y proyectos de armamento.
La verdad es que la noticia me causó un gran impacto debido a que Alemania ha sido una gran potencia militar, con una Luftwaffe o fuerza aérea de gran calidad (al menos eso fue durante la Segunda Guerra Mundial), y hasta ahora me entero que aquellos que concibieron las aeronaves más fantásticas y rápidas del mundo, carecen de aviones caza con tecnología propia. Claro eso es por las prohibiciones que establecieron para Alemania después de la segunda gran guerra.
Cierto es que ha habido la intención de crear un avión de combate europeo conjunto con Francia, lo cual es el primer golpe que se da a un proyecto paneuropeo, pero también a la firma nortemaericana Boeing, cuyo F-18 había sido elegido como opción para su compra.
Ahora bien, la idea de adquirir el F-35 pone en el escenario militar de la región esteeuropea un factor de disuación aérea. No es posible saber si Moscú cuenta con un antagonista que pueda contrarrestar a estas aeronaves, pero lo que sí es posible deducir es que la OTAN está modernizando sus armas a la luz de un conflicto que sirve de pretexto para ello.
Lo que poca gente sabe es que Alemania cuenta con armas nucleares escondidas en la base aérea de Büchel, en la región de Eifel al oeste de Alemania. Estas datan de la Guerra Fría y ha sido un factor celosamente guardado durante décadas.
Hay al menos entre 10 y 20 ojivas listas para ser transportadas vía aérea en caso de necesitarse, algo que ya llegó a presentarse. Estados Unidos no sólo ha tenido este arsenal en suelo alemán, sino que ha querido modernizarlos por una nueva generación de misiles nucleares de largo alcance y de crucero desde 2017.
Una de las prerrogativas que Rusia ha dicho respecto a la actual crisis en Ucrania es que la OTAN no ha dejado desde 1991 de expandirse hacia los territorios de sus ex satélites soviéticos, acercándose cada vez más a sus zonas metropolitanas, lo cual ha considerado como una amenaza a su soberanía nacional.
Con esta decisión de Berlín de introducir los F-35A en su aviación militar es indudable que contará con las fuerzas armadas mejor financiadas de Europa Occidental y hasta se prevé que, a partir del conflicto en Ucrania, Alemania buscará activamente jugar un papel destacado en la seguridad de Europa.
Por otra parte, también ha generado temores de que la política paneuropea, con Francia en epicentro estratégico, entré en otra perspectiva en la conformación de la OTAN con un Estados Unidos más integrado en las políticas de defensa paneuropea.