China se sacó la lotería: tiene la medalla de oro que lo convierte en el enemigo número uno de Estados Unidos; la pandemia del coronavirus se llevó la plata, mientras que los grupos yihadistas y supremacistas blancos, figuran en tercer lugar de la lista de amenazas a la seguridad nacional norteamericana; estos últimos de orden interno.
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Cada año, el FBI realiza una evaluación de los posibles peligros que el país podría enfrentar a nivel internacional. La última la hizo en 2019, durante 2020 no fue posible realizarla debido a la pandemia y fue por eso que no pudieron prever que el 6 de enero del 2021, grupos extremistas ocuparían el Congreso, en apoyo a Donald Trump.
La China expansionista
En esta ocasión, el reporte de la oficina central de inteligencia evidenció lo que para muchos ya era una realidad desde hace años, el temor palpable de China y su avance en el mundo, pero esta vez mencionada en un reporte al Comité de Inteligencia del Senado como un «expansionismo» de Beijing con investigaciones que se renuevan cada diez horas.
En ese informe, la directora de Inteligencia Nacional, Avril Haines, dijo ante los legisladores que «no hay ningún país que presente una amenaza más grave para nuestra innovación, nuestra seguridad económica y nuestros ideales democráticos», dijo a los legisladores.
Covid-19, amenaza inesperada
Haines destacó por otra parte que la pandemia de Covid-19 cobró una relevancia capital, luego que en 2020 la Unión Americana se convirtiera en el principal país con mayor número de infectados y fallecidos. Actualmente tiene 33 millones 044 mil 068 casos confirmados y 577 mil personas muertas.
La titular de Inteligencia indicó que la pandemia del coronavirus es una amenaza nueva que acarreará consecuencias económicas y políticas que «se sentirán durante años». Identificó la crisis de salud mundial como una “presión constante sobre los gobiernos y las sociedades» que detonarán crisis humanitarias y económicas.
Algo interesante en este aspecto del Covid-19 es el manejo geosanitario que se realiza de las vacunas, las cuales según el reporte del FBI están siendo unsados con fines de política suave (soft power) para atraerse el favor y predilección de la comunidad internacional aprovechando una situación de emergencia mundial.
¿Vacunas de buena voluntad?
Haines señaló que se creará un malestar político y uaa competencia geopolítica a medida que países como China y Rusia buscan ventajas a través de vías como la ‘diplomacia de las vacunas‘. »
A su vez, el director del FBI, Christopher Wray quitó el velo de algunos movimientos extremistas que han aprovechado la pandemia para crear desestabilización, uno de esos fue el ataque ocurrido en el Capitolio a principios de año, que pasó de una protesta electoral a una ocupación violenta.
“Los efectos de la ansiedad de COVID, el aislamiento social, las dificultades financieras … todos exacerban la vulnerabilidad de las personas a esas teorías y nos preocupa el potencial de que esas cosas puedan conducir a la violencia”, dijo.
Wray también puntualizó que las redes sociales amplifican el extremismo violento doméstico, tal y como se hacía con otros países, es decir, Estados Unidos está sufriendo los mismos fenómenos desestabilizadores que había creado en otras regiones. Otro factor de gran peligro digital son las amenazas desclasificada sobre QAnon.
Rusia, Irán y Corea del Norte
Si habían pensado que Rusia se había quedado en la Guerra Fría, se equivocaron estimados colegas, Moscú figura entre las preocupaciones de Washington junto con otros dos «adversarios autoritarios» que son Irán y Corea del Norte.
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«Rusia está presionando contra Washington donde puede a nivel mundial, estar empleando técnicas que incluyen el uso de la fuerza», dijo en informe. «Irán seguirá siendo una amenaza regional con actividades de influencia maligna más amplias, y Corea del Norte será un actor disruptivo en los escenarios regionales y mundiales».
Respecto a la principal amenaza interna que enfrenta Estados Unidos, esta se dirije hacia los actores solitarios y los grupos pequeños «una amplia gama de motivaciones ideológicas», los cuales incluyen tanto a extremistas locales inspirados en esos grupos terroristas como a extremistas nacionales influenciados por otras motivaciones como «raciales». parcialidad y sentimiento antigubernamental «.
Islas Senkaku, un «caldero ardiente»
Japón aparece también como una preocupación para Washington, especialmente por la reanudación de las rencillas entre Tokio y Bejing en torno a disputas terrritoriales, principalmente por las islas Senkaku, que están bajo la adminitración nipona, pero que son reclamadas por China y Taiwán. La Agencia Central de Información considera esta situación como un caldero ardiente, pues la armada china reinició sus operaciones de monitoreo y patrullaje en la región, donde la existencia de yacimientos de hidrocarburos constituye un gran botín para los implicados. Al Pentágono le conviene más que Japón mantenga el control en sus manos, de otra forma el gigante asiáttico expandiría aún más sus fronteras marítimas y estratégicas. Taiwán, otro aliado de Estados Unidos, se ha conformado con que sólo le den permiso de explotar alguna parte de la zona en busca de crudo en el fondo submarino.