Los valores de libertad y respeto por los derechos humanos son esenciales en nuestras democracias, el natural principio de celebrar elecciones abiertas e informadas mediante el sufragio universal son elementos basales de las democracias modernas. El ejercicio de la
libertad política es por tanto fundamental para el ejercicio de la libertad económica.
A su vez, la democracia proporciona los medios para la protección y la realización efectiva de los derechos humanos y ciertamente el desarrollo, donde los derechos económicos, sociales y culturales han de manifestarse. No olvidemos que donde existe plenitud democrática ¡hay desarrollo!
Ciertamente la democracia ayuda a su difusión de la sociedad y sus actores, estado, empresarios y particulares, allí donde hay respeto y enseñanza de los valores de la libertad se diversifica el conocimiento y valora la civilidad, entonces la comunicación social, las naciones y comunidades crecen, estas se desarrollan y disminuyen la brecha de
la pobreza.
Por definición, la libertad es la facultad que tiene el ser humano de obrar según su criterio, o dicho de otra forma el NO estar prisionero, entonces el nexo entre democracia y derechos humanos que figura en el Artículo 21 inciso tercero de la Declaración Universal de Derechos
Humanos es un axioma social para recordar.
«La voluntad del pueblo es la base de la autoridad del poder público; esta voluntad se expresará mediante elecciones auténticas que habrán de celebrarse periódicamente, por sufragio universal e igual y por voto secreto u otro procedimiento equivalente que garantice la libertad del voto».
De esta forma, el valor de la libertad es naturalmente un valor indispensable para él ser humano, pero también es un derecho que se relaciona con varios aspectos que pueden regir la vida del hombre como son la religión, la capacidad de expresar sus pensamientos, la capacidad de elegir, emprender, trabajar, etc. Así los estados democráticos son entonces el producto más acabado del constitucionalismo moderno, e indudablemente han sido un ápice fundamental en cuanto al reconocimiento y defensa de los derechos humanos de los ciudadanos corrientes y la red de organizaciones que forman la sana convivencia social; por tanto, el espacio común donde han de conjugarse la libertad política y la libertad económica.
El derecho a la libre empresa implica, asimismo, el reconocimiento constitucional de la iniciativa pública en la actividad económica, no deben jamás ser excluyentes, las llamadas libertades empresariales o derecho de emprender y en especial, la libertad de empresa, son en tanto en las democracias modernas derechos consagrados en los ensayos constitucionales y resultan ser fundamentales en una economía de social de mercado.
La Libertad no es simplemente hacer arbitrariamente lo que queramos hacer, sin dios ni ley; aunque algunos lo piensen así.
La Libertad puede ser considerada desde un punto de vista personal, pero en equilibrio con los demás, de esta forma la libertad económica es un derecho fundamental para todo ser humano, léase controlar su propio trabajo y propiedad. En suma, en una sociedad económicamente libre y políticamente libre los individuos son lo más importante, sujetos de derechos y de obligaciones, donde producir, consumir e invertir de la forma que
deseen deberá estar garantizado con eficiencias regulatorias, apertura comercial y estado de derecho.
“Sostengo que cuanto más indefensa es una criatura, más derechos tiene a ser protegida por el hombre contra la crueldad del hombre”. Mahatma Gandhi.
El autor es consultor, docente, escritor presidente de la Fundación Global África
Latina, colaborador de Chuecas y Asociados, Universidad Udabol y Upci Perú.
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