La ubicación geográfica de Marruecos es ampliamente apropiada para la producción de energías limpias como la eólica y la solar. Basta solo con mirar a su entorno en el Sahara, pletórico de sol o voletar hacia sus costas, abrumadas por el viento y podríamos darnos cuenta de que ese país norafricano podría ser la principal fuente energética de Europa.
Marruecos se encuentra en una encrucijada. Sus condiciones ecológicas, con el sol del Sahara y el viento de la costa atlántica, la convierten en una candidata de primera para parques solares y eólicos a gran escala. Sus numerosas ciudades portuarias y su proximidad a Europa también lo convierten en un candidato principal para convertirse en una importante fuente de energía europea a medida que el continente se aleja de su dependencia del gas natural ruso. Pero si bien este enfoque sin duda sería una bendición para la economía marroquí, tendría un costo importante para el mercado energético africano.
De hecho, las autoridades marroquíes ya pusieron vigor importantes proyectos de energía renovable en marcha en el norte de África, muchos de los cuales fueron diseñados para satisfacer la alta y creciente demanda de energía eléctrica en las redes africanas y reducir la propia huella de carbono de la región.
La producción marroquí ya está en plena actividad, tanto que la Unión Europea ha comenzado a ver el norte de Africa como un nuevo proveedor para garantizar su seguridad energética. Esta política ya ha empezado a traer bondades principalmente para la mayoría de las naciones de Africa occidental, a donde Rabat podría abastecer de electricidad verde. Es hasta ahora cuando estos recursos se están enfocando hacia el mercado europeo.
Muchos políticos y líderes empresariales marroquíes están alentando esta tendencia, con la cual se prevé la creación de nuevos parques industriales verdes para la instalación de infraestructura solar y eólica. Algunos de los proyectos que se planean en el norte de África se encuentran entre los más grandes del mundo.
Las autoridades están conscientes de que el Sahara es un ecosistema, aunque en realidad se vea más como un lugar sin vida y desolado. Es por ello que está buscando adaptar políticas de producción que no efecten la vida y el pastoreo de las comunidades nómadas que la recorren. Esta sería prácticamente el principal desafío que tendrán al imponer una infraestructura de producción de energías limpias.
Exportar energía eólica y solar a Europa podría crear hasta 28.000 puestos de trabajo al año. De acuerdo con el economista principal del Banco Mundial para la región, Moez Cherif, esta medida favorecería a la nación marroquí al combatir la actual tasa de desempleo del 11,2%. El experto también comentó que esta perspectiva permitiría a Marruecos «posicionarse como un centro industrial para inversiones para exportaciones de productos industriales ecológicos».
Aunque en 2021, solo el 2,4% procedía de la energía eólica y el 4,4% de la solar, se prevé que para 2030 se elevará hasta en un 35% y, probablemente, hasta un 50%. Este aumento está basado en la necesidad de contar con sistemas de aire acondicionado para enfrentar el abrasador clima sahariano. el cual empeora cada año debido a los efectos del cambio climático. La apuesta marroquí por le desarrollo energético ya está en la mesa, y no queda otra que ganarla para crear una nueva tendencia climática y energética.