La rendición Japón

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El pasado 2 de septiembre se conmemoró el 76 aniversario de la firma de la rendición de Japón ante los aliados y rusos; la rendición en sí se produjo el 15 de agosto de 1945. El Imperio de Japón aceptó la Declaración de Potsdam firmada por Estados Unidos, Reino Unido, República de China y la Unión Soviética.

La “Guerra Total” había comenzado oficialmente el 1° de septiembre de 1939 en Europa, pero Japón entraría el 7 de diciembre de año 1941 al llevar a cabo el ataque aéreo a la base naval estadounidense de Pearl Harbor, aunque los japoneses ya estaban en guerra al invadir China en 1937 en la denominada Segunda Guerra Sino-Japonesa; antes los japoneses invadieron Manchuria en 1931. Por otro lado, surge otra razón que justifica la ofensiva japonesa: se sostiene que Japón decidió atacar Pearl Harbor pues Estados Unidos le había impuesto un embargo petrolero. Pero no se descarta la posibilidad de otro tipo de motivos, sobre todo aquellos relacionados con el poderío político y militar de Japón. (https://www.iri.edu.ar/index.php/2020/08/11/14-de-agosto-de-1945-el-emperador-hirohito-declara-la-rendicion-del-imperio-japones/)

Los aliados, encabezados por Estados Unidos, habían intentado infructuosamente que Japón cesara las hostilidades con una rendición incondicional; en cambio el gobierno japonés deseaba un armisticio y con una serie de conveniencias para ellos. Sobre todo, les preocupaba la permanencia de la casa imperial. En la última de sus peticiones, los japoneses respondieron con el modismo mokusatsu, a lo que los estadounidenses no supieron que implicaba esa palabra. El significado de la palabra mokusatsu, literalmente es «matar con silencio», no es preciso; puede ir desde «ignorar» hasta «tratar con desprecio»: algo que de hecho describía bastante bien la variedad de reacciones dentro del gobierno. La prensa lo tomó como un rechazo, tanto en Japón como en el extranjero, y no se hizo ninguna otra declaración en público o mediante canales diplomáticos para cambiar esta interpretación.

Texto original de la rendición del Japón en inglés.

Ello propició la decisión del Pdte. Harry S. Truman de utilizar la bomba atómica para obligar a rendirse al gobierno japonés. Y, esta prisa era por la peligrosidad del acercamiento de los soviéticos a través de Manchuria con la intención de ocupar el norte de las cuatro principales islas de Japón, Hokkaido. Cuando explotó la primera bomba en Hiroshima –el 6 de agosto– se acalló el suceso al pueblo, pero ya cuando ocurrió el ataque a la segunda ciudad, Nagasaki, –el 9 de agosto– el emperador tomó la decisión de aceptar la rendición incondicional.

El emperador Hirohito o Showa hizo una grabación dirigida a sus subdítos; un grupo de militares estaban inconformes con este hecho e inclusive trataron de hacer un golpe de estado en el palacio imperial, buscaron la grabación para destruirla pero no tuvieron éxito.

La declaración del Emperador fue la siguiente:

He reflexionado seriamente sobre la situación que impera en nuestra patria y en el extranjero y he llegado a la conclusión de que continuar con la guerra solo puede significar la destrucción de la nación y la prolongación del baño de sangre y la crueldad en el mundo. No puedo soportar ver sufrir más a mi pueblo inocente.[…]

Los partidarios de continuar con las hostilidades me dijeron que en junio estarían preparadas nuevas divisiones en posiciones fortificadas [este de Tokio], listas para cuando el invasor intente desembarcar. Estamos en agosto y las fortificaciones todavía no están completas.[…]

Hay quien dice que la clave para la supervivencia de la nación está en una batalla decisiva en la madre patria. Sin embargo, las experiencias del pasado demuestran que siempre ha habido una discrepancia entre los planes y la realización. No creo que la discrepancia, en el caso de Kujūkuri, se pueda rectificar. Ya que el cariz de los acontecimientos es igual, ¿cómo podemos repeler al invasor? [Luego hizo referencia específicamente al poder destructivo de la bomba atómica]

No hace falta decir que me resulta insoportable ver desarmados a los valientes y leales guerreros de Japón. Me resulta igualmente insoportable que otros que me han prestado un devoto servicio puedan ser ahora castigados como instigadores de la guerra. No obstante, ha llegado la hora de soportar lo insoportable[…]

Me trago mis lágrimas y otorgo mi sanción a la propuesta de aceptar la proclamación de los aliados según ha explicado el ministro de exteriores (https://es.wikipedia.org/wiki/Rendici%C3%B3n_de_Jap%C3%B3n)

Los detalles en torno a la toma de decisión de Hirohito siguen siendo muy velados, pues los japoneses destruyeron buena parte de los documentos alusivos. El 15 de agosto de 1945, esta grabación gramofónica del discurso de capitulación imperial dio la vuelta al mundo. En ella, Hirohito rompió con su retórica belicista y se presentó como un pacifista; un gesto que varios historiadores describen como un gran atrevimiento.

Los bombardeos atómicos permitieron al Emperador echar la culpa de perder la guerra a estas nuevas, terroríficas e inesperadas armas, no a un fallo propio. De manera similar, Japón pudo jugar la carta de víctima promocionando cuán destructivas eran estas nuevas bombas para distraer a la comunidad internacional de los crímenes contra la humanidad que Japón había cometido durante la guerra. (https://outrider.org/nuclear-weapons/articles/japans-surrender/)

 

O ese ha sido el relato convencional de los hechos difundido por la administración estadounidense tras la guerra y refrendado por la famosa alocución en la radio del emperador Hirohito en la que anunció la capitulación refiriéndose a una “nueva y cruel bomba”. Un discurso, por otra parte, con un mensaje tan difícil de asimilar por la población nipona y en un lenguaje tan extraordinariamente formal, que causó graves problemas de interpretación y requirió en su momento una traducción al japonés contemporáneo. (https://www.lavanguardia.com/historiayvida/historia-contemporanea/20200802/27233/causaron-hiroshima-nagasaki-rendicion-japon.html)

Era la primera vez en la historia que un emperador se dirigía a su pueblo (algo que hoy en día sólo ha ocurrido en contadas ocasiones como el terremoto de 1995 o el tsunami y la amenaza nuclear de Fukushima). «Rompiendo todas las tradiciones japonesas, el emperador del Japón ha hablado por primera vez ante el micrófono. Hirohito dijo a sus súbditos que el Japón se había comprometido a deponer las armas ante Estados Unidos, Gran Bretaña, China y la URSS». (https://www.abc.es/historia/abci-rendicion-japon-75-anos-terror-nuclear-demostro-emperador-mortalidad-202008150001_noticia.html)

Ese discurso puso fin en forma definitiva una contienda que había propiciado la muerte de millones de personas. (La contabilización de las víctimas de la Segunda Guerra Mundial ha sido objeto de numerosos estudios, que normalmente ofrecen estimaciones de entre 50 y 60 millones de personas fallecidas, elevándose hasta más de 100 millones según los cálculos más pesimistas y de 40 a 45 millones según los más optimistas. https://es.wikipedia.org/wiki/Anexo:V%C3%ADctimas_de_la_Segunda_Guerra_Mundial)

A las 12:00 del mediodía, Hora Estándar de Japón, se emitió el discurso de rendición del Emperador a la nación, en el que leía el Rescripto Imperial sobre la terminación de la guerra:

… a pesar de que todos han dado lo mejor —la lucha valiente del ejército y de las fuerzas navales, la diligencia y dedicación de Nuestros servidores del Estado y el servicio devoto de Nuestros cien millones de súbditos—, la situación de la guerra no se ha desarrollado necesariamente en provecho de Japón, mientras las tendencias generales del mundo se han vuelto contra su interés.

Además, el enemigo ha empezado a utilizar una bomba nueva y muy cruel, cuya capacidad de provocar daño es realmente incalculable, provocando la muerte de muchas vidas inocentes. Si continuáramos luchando, no solo tendría como resultado el colapso y destrucción de la nación japonesa, sino que también conduciría a la completa extinción de la civilización humana.

Siendo así el caso, ¿cómo vamos nosotros a salvar a nuestros millones de súbditos, o a expiarnos ante los espíritus benditos de Nuestros Ancestros Imperiales? Esta es la razón por la que hemos ordenado la aceptación de las disposiciones de la Declaración Conjunta de las Potencias.

Las dificultades y sufrimientos a los que Nuestra nación quedará sujeta de ahora en adelante serán ciertamente enormes. Somos plenamente conscientes de los sentimientos más profundos de todos vosotros, nuestros súbditos. Sin embargo, es de acuerdo a los dictados del tiempo y del destino que hemos resuelto preparar el terreno para una gran paz para todas las generaciones que están por llegar, soportando lo insoportable y sufriendo lo insufrible (https://es.wikipedia.org/wiki/Rendici%C3%B3n_de_Jap%C3%B3n)

La baja calidad de la grabación unida, como ya se escribió, al japonés arcaico-cortesano utilizado por el emperador en el Rescripto Imperial, hicieron que fuera muy difícil de entender por la mayoría de los oyentes.

Por su parte, el Gobierno estadounidense le siguió el juego. “La ironía de la historia es que las condiciones de los militaristas nipones no fueron aceptadas, pero sí cumplidas”, señala Coulmas. (Florian Coulmas del Instituto para Asia Oriental de la Universidad Duisburgo-Essen). Aunque Japón se rindió incondicionalmente, fue muy importante que a los japoneses se les permitiera conservar a su emperador. Coulmas advierte que eso no debe ser percibido como una concesión benevolente de Estados Unidos, sino como un cálculo muy acertado de Washington.

Estados Unidos estaba convencido de que alcanzaría ciertas metas más fácilmente con la ayuda moral y física del emperador japonés. Y así fue: Washington veía venir una confrontación con la Unión Soviética a mediano plazo y se aseguró de tener a Japón de su lado. Como resultado, hoy día, Japón es el uno de los aliados más estrechos de Estados Unidos en la zona del Pacífico. (Rodion Ebbighausen (ERC/DZC) https://www.dw.com/es/la-tard%C3%ADa-capitulaci%C3%B3n-de-jap%C3%B3n/a-18650352)

Y se evitó que el emperador fuera enjuiciado por los sucesos de la guerra agresiva que los japoneses desencadenaron. El emperador Hirohito, a pesar de ser bastante reservado, tuvo mucha implicación al momento de decidir si Japón ingresaba a la Segunda Guerra Mundial. Algunos de sus motivos se sustentaban, por ejemplo, en el hecho de que varios Estados occidentales relegaban a Japón de estos asuntos internacionales.

El Acta de Rendición de Japón fue el acuerdo firmado que formalizó la rendición japonesa, finalizando así la Segunda Guerra Mundial. Fue firmado por los representantes del Imperio del Japón, Estados Unidos de América, la República de China, el Reino Unido, la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, la Mancomunidad de Australia, el Dominio del Canadá, el Gobierno provisional de la República Francesa, el Reino de Holanda y el Dominio de Nueva Zelanda sobre la cubierta del acorazado USS Missouri en la bahía de Tokio el 2 de septiembre de 1945. Se le conoce a la fecha como el Día de la Victoria sobre el Japón, aunque tal designación es más comúnmente usada para referirse a la fecha del anuncio de rendición del emperador Hirohito y Gyokuon-hōsō, dado por radio al mediodía (hora de Japón) el 15 de agosto de 1945 para aceptar los términos de la Declaración de Potsdam.

La ceremonia sobre la cubierta del acorazado Missouri duro veintitrés minutos y fue transmitida a todo el mundo. El Acta fue primero firmado por el Ministro de Relaciones Exteriores Mamoru Shigemitsu «Por Orden y en nombre del Emperador del Japón y del Gobierno Nipón» (9:04 a. m.). Luego por el General Yoshijirō Umezu, Jefe del Mando General Militar, «Por Orden y en nombre del Cuartel General Imperial Nipón» firmado (9:06 a. m.). Después, el General del Ejército de los E.U.A. Douglas MacArthur, Comandante Pacífico Suroeste y Comandante Supremo de las Potencias Aliadas, también firmado a las (9:08 a. m.)

(https://es.wikipedia.org/wiki/Acta_de_Rendici%C3%B3n_de_Jap%C3%B3n)

Aquí algunos párrafos del acta de rendición:

Nosotros, actuando por orden y en nombre del Emperador del Japón, el Gobierno japonés y el Cuartel General Imperial Japonés, por el presente aceptamos los términos de la declaración expedida por los titulares de los gobiernos de los Estados Unidos, China, y la Gran Bretaña el 26 de julio de 1945 en Potsdam, y subsecuentemente por la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, quienes en adelante serán referidos aquí como las Potencias Aliadas.

Por el presente proclamamos la rendición incondicional de las Potencias Aliadas de Cuartel General del Imperio Japonés y de todas las fuerzas armadas japonesas y todas las fuerzas armadas bajo el control japonés donde sea que estén situadas.

La autoridad del Emperador y del Gobierno Japonés para regir sobre el Estado estará sujeta al Comandante Supremo de las Potencias Aliadas, quien tomara las decisiones que considere necesarias para cumplir con los términos de esta rendición (https://es.wikipedia.org/wiki/Acta_de_Rendici%C3%B3n_de_Jap%C3%B3n)

El 26 de julio, Estados Unidos, Gran Bretaña y China publicaron la Declaración de Potsdam, anunciando los términos de rendición de Japón, con la siguiente advertencia: «No vamos a apartarnos de ellos. No hay alternativa. No vamos a consentir ningún retraso». Para Japón, los términos de la declaración especificaban:

  1. La eliminación «para siempre de la autoridad e influencia de aquellos que han engañado al pueblo de Japón y lo han llevado a embarcarse en la conquista del mundo».
  2. La ocupación de «puntos del territorio japonés a ser designados por los aliados».
  3. «La soberanía japonesa quedará limitada a las islas de Honshū, Hokkaidō, Kyūshū, Shikoku y las islas menores que determinemos». Tal y como se había anunciado en la Declaración de El Cairo de 1943, Japón quedaría despojada de su imperio anterior a la guerra, incluyendo a Corea y Taiwán, además de sus conquistas más recientes.
  4. «Las fuerzas armadas japonesas serán desarmadas completamente».
  5. «Se impondrá severa justicia a todos los criminales de guerra, incluyendo a aquellos que han infligido crueldades a nuestros prisioneros».

Por otro lado, la declaración ofrecía:

  1. «No pretendemos que los japoneses queden esclavizados como raza o destruidos como nación[…] El gobierno japonés deberá eliminar todos los obstáculos para la reactivación y fortalecimiento de las tendencias democráticas entre el pueblo japonés. Se deberán establecer la libertad de expresión, de culto y de conciencia, además del respeto a los derechos humanos fundamentales.
  2. «Se le permitirá a Japón mantener dichas industrias que sostengan su economía y le permitan el pago sólo en especie de las reparaciones[…] se permitirá la participación japonesa en las relaciones comerciales mundiales».
  3. «Las fuerzas ocupantes aliadas se retirarán de Japón en cuanto se hayan completado estos objetivos y se haya establecido, de acuerdo con la voluntad del pueblo japonés, expresada libremente, un gobierno responsable e inclinado hacia la paz».

La única mención a la «rendición incondicional» aparecía al final de la declaración:

  1. «Demandamos al gobierno de Japón que proclame ahora la rendición incondicional de todas las fuerzas armadas japonesas y proporcione garantías auténticas y adecuadas de su buena fe en dicha acción. La alternativa para Japón es la inmediata y completa destrucción».

(https://es.wikipedia.org/wiki/Rendici%C3%B3n_de_Jap%C3%B3n)

Al final del evento, McArthur, el general de cinco estrellas, anunció solemnemente: «Recemos para que a partir de ahora se restablezca la paz en el mundo, y que Dios la preserve para siempre. El acto ha concluido.»

Lamentablemente, esta terrible guerra no terminó con los conflictos armados, pues luego vino la Guerra de Corea, después la Guerra de Vietnam, las guerras en Oriente Medio entre árabes e israelíes, asimismo una serie de guerras civiles y regionales que, aún, hasta la fecha siguen ocurriendo.

*El autor es periodista diplomático y presidente de la Sociedad México Japón Asia, organismo sin fines de lucro para la promoción de la cultura, educación y relaciones bilaterales entre México y Japón.